sábado, 31 de enero de 2009

El Niño Con el Pijama de Rayas

“El Niño con el Pijama de Rayas”. Es un título idóneo para una historia como esta por más de una razón. La historia de un niño en un campo de concentración es siempre muy predecible, y aunque esta tiene un giro infantil, no cambia ese hecho. Nuestro título es, no obstante, un poco menos predecible que toda la historia, y la mera curiosidad causada por dicho título puede llevarnos a comenzar la lectura. Este título se vuelve así, la razón para afirmar que “he leído el libro”, pues la historia en sí no es tan placentera para leer.

Bruno es un niñito cuyo padre es un general nazi de alto rango, y que es transferido al campo de concentración de Auschwitz. Toda la familia se resignaba a dicho cambio. Bruno extrañaban a sus antiguos amigos y su casa, porque además de ser mucho más pequeña que la anterior, que tenía cinco pisos, el se aburría mucho al no poder jugar con nadie en esta nueva casa. El reprocha a su padre constantemente el haber aceptado ese cambio, y se muestra infeliz la mayor parte del tiempo. Más adelante en la historia, el conoce a quien será su único amigo en este campo de concentración y también su nueva fuente de diversión y conversación. Bruno visita a su nuevo mejor amigo todo el tiempo, se ven a través de la barda y se vuelven tan cercanos que, cuando por fin la familia de Bruno regresará a su casa, cruza la barda para ayudar a Shmuel a encontrar a su desaparecido padre. Poniéndose un “pijama de rayas”, Bruno acompaña a Shmuel en una marcha, de ninguno de los dos niños podrá regresar…

Como se había dicho, la historia es predecible. Una sola vez de haber leído cualquier cosa sobre el Holocausto te lleva a inferir de forma rápida el contenido de la lectura. No hace falta ser un lector empedernido podrá imaginar desde cierto punto antes de la mitad que ambos niños terminarán del mismo lado de la barda y que tendrán un fatal destino.

Más allá de ser predecible, la historia es muy aburrida por la cantidad de descripciones innecesarias que posee. El cuento tiene cantidad de episodios que uno puede dejar de leer sin perderse de mucho. Puedes leer dos capítulos, omitir dos, y seguir el hilo de la historia por completo. Quizás sea por la presencia de muchas repeticiones a lo largo y ancho de la historia, lo que vuelve la lectura algo atenuante y convierte una historia aburrida en una que difícilmente terminaría alguien que cuenta con una televisión en su hogar.

No obstante, existen también algunos puntos a favor de este cuento de John Boyne, aunque son menos que los que hay en su contra. La historia es creativa. Fuera del principal conflicto, tenemos algunos excelentes detalles, como el amorío entre la madre de Bruno y un miembro más del ejército nazi.

No conozco ninguna otra historia sobre el Holocausto que trate sobre los problemas de un niño alemán. La mayoría de las historias, como “La Vida es Bella” o “El Diario de Ana Frank”, solo hablan de familias judías y todo lo que sufren.

“El Diario de Ana Frank” trata sobre los cambios drásticos que el Holocausto trae a la vida una jovencita, como “El Niño del Pijama de Rayas” habla de los cambios que le trae este evento histórico al pequeño Bruno. La diferencia es que “El Diario de Ana Frank” aborda la historia de dos familias de judíos, y la de Bruno es la historia de una familia de alemanes. Cabe mencionar también que la de Ana Frank es una historia real, y eso le quita lo inverosímil que tienen los personajes de la historia de Bruno.

Para resumirlo todo, esta es una historia que debe leerse cuando realmente se tenga tiempo para ello. De otro modo nunca terminará la lectura, a menos que todas las demás obras se hayan
agotado en su biblioteca.

1 comentario:

  1. Es un estilo muy accesible el que utilizas en tu texto. Me has sorprendido y te felicito.
    Existen algunos errores de sintaxis (algo qué lograrás corregir, sin duda).
    En general es un gran trabajo, con una redacción muy atractiva y con un léxico sumamente aceptable.
    Calificación: 10

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